La estrategia de la Barra Olímpica y el Riesgo: Conceptualizando la Filosofía en Fuerza y Acondicionamiento Físico.
En mi artículo anterior en el blog de Fuerza Interna, describí brevemente la filosofía pluralista integradora en la fuerza y el acondicionamiento. Definimos una filosofía integradora como un enfoque que extrae de forma intencionada y científica una combinación de paradigmas teóricos en la práctica (1). Analicé cómo este es un enfoque adecuado para preparar a las y los deportistas, especialmente en los deportes de equipo, donde las y los individuos están sometidos a una compleja gama de exigencias biológicas, psicológicas, mecánicas, técnicas y tácticas.
Además, dada nuestra inmadura comprensión de los sistemas biológicos en ámbitos complejos, como el deporte de alto rendimiento (que se refleja en el pluralismo de representaciones metodológicas para abordar problemas similares), nuestra apuesta más segura es evitar vernos obligados por modelos reduccionistas de la práctica (2).
Una combinación deliberada.
Tras haberme tomado un tiempo para releer mi artículo hoy, me gustaría ampliar esta línea de pensamiento. Más concretamente, me gustaría hacer mayor hincapié en una parte de la definición de filosofía integradora: “… una combinación elaborada a propósito…”, e introducir una reflexión más profunda, en la línea de la mitigación de riesgos, con el objetivo de ayudar a los entrenadores y entrenadoras a identificar las combinaciones teórico-metodológicas más apropiadas para su práctica.
Lo que separa el enfoque filosófico integrador de una mezcla aleatoria de metodologías es precisamente eso, el propósito. El resultado de añadir todos los ingredientes de la nevera a una licuadora e intentar hacer un batido es muy diferente de elegir a propósito las frutas, el yogur, la avena y los ingredientes adecuados para hacer un batido delicioso. Lo mismo ocurre con el rendimiento físico y los modelos holísticos de alto rendimiento, en los que los resultados de un programa dependen en gran medida de la combinación de elementos de entrenamiento y no entrenamiento (es decir, los “ingredientes”). Aquí es donde el modelo de integración vertical de Charlie Francis destaca sobre los modelos tradicionales de organización de la formación, por ejemplo. La gran diferencia entre tu batido y el deporte de alto rendimiento es que identificar los elementos más adecuados de un programa de entrenamiento requiere un alto grado de pensamiento crítico, un sólido bagaje experiencial, una conciencia actual del riesgo y una sólida filosofía profesional.
Tal vez la clave para fundamentar la toma de decisiones prácticas en los programas deportivos de alto rendimiento, como ocurre en cualquier ámbito complejo, sea la evaluación periódica por parte del profesional del riesgo en relación con la recompensa potencial asociada a una decisión determinada. A través de este proceso, un profesional puede diseñar un entorno favorable para que un programa de alto rendimiento prospere, mitigue el riesgo y mantenga el crecimiento. En otras palabras, establecer el propósito que subyace a la combinación integrada de elementos/metodologías de formación. Pero, ¿cómo se hace esto? O, para el caso, ¿qué pasos deberían guiar este proceso?
Demos un paso atrás e introduzcamos algunas definiciones.
Podemos definir el riesgo como la exposición a un peligro. En el deporte de alto rendimiento, puede tratarse de lesiones deportivas, agotamiento/sobreentrenamiento, rendimiento deficiente/insatisfactorio, despido, etc. Una recompensa, por otro lado, es un retorno positivo de la inversión, normalmente un logro tangible o un reconocimiento; en el deporte de alto rendimiento, puede ser un rendimiento competitivo máximo, una reducción de las tasas de lesiones a lo largo de una temporada, una adaptación de la forma física, la seguridad en el puesto de trabajo, etc.
Como describí en mi artículo anterior, el problema de los modelos reduccionistas es que, dado que todos los modelos hacen, voluntaria o involuntariamente, suposiciones subyacentes (3), sobre todo en cuanto a sesgo y varianza, no hay modelos teóricos en la ciencia o en la práctica que sean correctos para siempre. Hay modelos que actualmente funcionan mejor que otros hasta que nuevos modelos evolucionan y los falsifican, lo que hace avanzar nuestra comprensión (4). En el ámbito de la salud, el ejercicio, el deporte y el rendimiento físico, hay muchos profesionales casados con sus modelos y, por desgracia para ellos, caen en la falacia narrativa (de la que todos somos víctimas, en mayor o menor medida). Nos gusta dar explicaciones y crear relaciones causa-efecto entre elementos/acontecimientos, que pueden o no estar realmente relacionados, para crear una historia que explique nuestra conceptualización de la realidad. Por eso es crucial la capacidad de identificar los puntos fuertes, las limitaciones y los posibles resultados de cada uno de los elementos de formación, así como su combinación.
En este sentido, podemos aprender mucho de un experto en ingeniería de riesgos, flaneur, autor y antiguo trader Nassim N. Taleb y de un modelo que propone para la inversión financiera llamado La Estrategia Barbell, o en su traducción al castellano, algo como “La Estrategía de la Barra Olímpica”. Taleb clasifica nuestro mundo en dos ámbitos principales: el Mediocristán, en el que los sucesos aislados y poco frecuentes no tienen un efecto sustancial sobre el total (por ejemplo, el peso y la altura), y el Extremistán, en el que los sucesos aislados y poco frecuentes tienen una gran proporción/impacto sobre el total (por ejemplo, la riqueza). Estos acontecimientos únicos y poco frecuentes se denominan “cisnes negros”. Los cisnes negros pueden ser positivos o negativos, y aquí es donde la capacidad para reconocerlos y diseñar un entorno de riesgo favorable (es decir, antifrágil) puede reportar los mayores beneficios. Según Taleb, para beneficiarse de los Cisnes Negros positivos y evitar los negativos, los inversores (en nuestro caso, los profesionales del rendimiento deportivo) deben protegerse a sí mismos, o a sus programas, de los estallidos, al tiempo que se exponen a ventajas ilimitadas. Pronto veremos algunos ejemplos relevantes.
¿Qué es la estrategia de la Barra Olimpica?
La Estrategia Barbell o de la Barra Olimpica para la inversión financiera, profundamente esbozada por Taleb en sus libros El Cisne Negro y Skin In The Game, consiste en asegurar que el 90% de tu capital está a salvo, invirtiéndolo en activos sin riesgo, con lo que te cubres/proteges de la inflación (Figura 1) (5, 6). El 10% restante de capital debe destinarse a inversiones muy arriesgadas; por ejemplo, opciones o derechos, donde el lado alcista es desconocido. Lo que me parece interesante de esta estrategia o línea de pensamiento filosófico es la intención deliberada de convertir la propia práctica en antifragilidad (es decir, una práctica que se beneficie del desorden, en lugar de ser simplemente robusta frente a él). Es casi como obtener lo mejor de ambos mundos (es decir, enfoques de riesgo conservadores frente a agresivos). Especialmente en ámbitos complejos, donde la incertidumbre prevalece sobre todo o casi todo, este enfoque binario “antifragilidad” puede promover tanto la sostenibilidad como el crecimiento agresivo.

Figura 1 La estrategia Barbell (Taleb, 2007)
A la hora de identificar y conceptualizar los elementos de entrenamiento y de no entrenamiento en sus respectivas categorías de riesgo/recompensa, es crucial tener un buen conocimiento de las necesidades fisiológicas, mecánicas, psicológicas y técnico-tácticas del deporte en el que opera la o el entrenador de fuerza y acondicionamiento. Sin embargo, esto queda fuera del alcance de este artículo. Los programas de alto rendimiento más exitosos lo son gracias a la capacidad colectiva de su equipo para identificar elementos de bajo riesgo y alta recompensa, así como elementos de alto riesgo y alta recompensa de forma oportuna, organizada y hábil. Y, obviamente, de actuar en consecuencia.
A continuación, se muestra una ilustración gráfica con ejemplos de niveles de riesgo y recompensa de elementos de entrenamiento en el entrenamiento tradicional de fuerza y acondicionamiento de atletas de deportes de equipo basados en la carrera a pie, ya que es aquí donde reside una gran parte de mi experiencia como preparador físico (Figura 2). Para construir la integración más adecuada de elementos/metodologías de entrenamiento en la práctica, es imperativo identificar los elementos de bajo riesgo y alta recompensa. Dado su potencial para reportar grandes beneficios con un bajo grado de riesgo, éstos constituirán los elementos no negociables del programa de alto rendimiento. Según mi experiencia, algunos ejemplos de esta categoría serían la meditación regular, las estrategias que promueven la calidad y la cantidad del sueño, el entrenamiento de fuerza a 2 RIR, las carreras a tempo, la ingesta suficiente de proteínas en la dieta y el trabajo con instrumentos de auto-liberación miofascial para los tejidos blandos. Sin embargo, mis ejemplos pueden no funcionar necesariamente para todas las y los deportistas y los cambios temporales pueden influir en su eficacia. Por ello, identificar los elementos apropiados de bajo riesgo y alta recompensa para un momento y entorno determinados puede requerir un estudio significativo, observaciones naturalistas y evaluaciones experimentales por parte de los profesionales del rendimiento. Este reto se ve exacerbado por el hecho de que estos elementos no suelen ser “atractivos” en absoluto para los deportistas, y los resultados no se hacen evidentes hasta que se mantiene un compromiso regular con ellas y ellos a lo largo del tiempo. En este caso, la capacidad de entrenamiento, la confianza y las cualidades relacionales ocupan el asiento del conductor.

Figura 2. Conceptualización del riesgo y la recompensa a partir de los resultados asociados en ejemplos relevantes para el entrenamiento de fuerza y acondicionamiento de deportistas.
La metahistoria clásica de los superhéroes sirve bien para conceptualizar los elementos de alto riesgo y alta recompensa (es decir, la categoría subsiguiente que alimenta el éxito de alto rendimiento) (7). Aquí, el héroe viaja a tierras desconocidas para salvar a la princesa, con el riesgo de encontrarse con el malvado y poderoso dragón, antes de regresar a las tierras seguras (es decir, conocidas). El viaje del héroe puede conducir a una gran recompensa o a una pérdida catastrófica. El territorio desconocido, o el dragón en su caso, representa el grado de riesgo de poner en práctica un elemento de entrenamiento de alto riesgo y alta recompensa (por ejemplo, la elevación previa al partido, la ingestión de altas dosis de cafeína), donde el resultado potencial es grande más allá de lo normal, pero también lo es el inconveniente. Aquí es donde Taleb sugiere que se sitúe el 10% de tus inversiones, para exponerte a cisnes negros positivos, mientras que el 90% restante te protege. Decidir y aplicar estos elementos requiere una intuición de entrenadora/ entrenador experto, una comprensión actual del programa, valor y capacidad para afrontar los posibles rendimientos negativos. También hay que tener en cuenta al deportista con respecto a su nivel de entrenamiento y su capacidad de respuesta a los elementos de alto riesgo.
Aunque las implicaciones de un resultado negativo son probablemente menores en las categorías inferiores del deporte, estos elementos de alto riesgo tienden a requerir un alto grado de exposición previa al entrenamiento para que las recompensas sean alcanzables. Por ejemplo, sabemos que existe un nivel de fuerza de referencia necesario para observar los efectos de los Potenciación Post Activación o PAP que mejoran el rendimiento (8); pero el inconveniente de realizar levantamientos antes del partido en el nivel de élite puede costarte el puesto de trabajo. A la inversa, puede que no haya consecuencias trágicas si algo sale mal en un deporte de sub-élite, pero es sustancialmente menos probable que obtengas la recompensa. Aquí es donde la evaluación colectiva de riesgos, la revisión, la retrospectiva y la consulta son tan importantes en un programa de alto rendimiento; no sólo en términos del elemento de entrenamiento en sí, sino en la situación actual del programa en relación con su objetivo (es decir, ¿podemos permitírnoslo?).
Advertencia
Creo que es obvio que debemos evitar los elementos de alto riesgo y baja recompensa, a menos que queramos fracasar a propósito. Pero, ¿y los de bajo riesgo y baja recompensa? En este caso, es importante comprender cómo se escalan estos elementos a lo largo del tiempo. Es muy posible que la acumulación de elementos de bajo riesgo y baja recompensa dentro de su programa pueda producir grandes recompensas a largo plazo a un bajo coste. Pero es poco probable que éste sea el caso de todos los elementos, dada la compleja naturaleza del entorno del deporte de alto rendimiento. Los elementos de bajo riesgo y baja recompensa ofrecen espacio para introducir variabilidad en la preparación de los deportistas, sin viajar necesariamente a lo desconocido, por lo que puede ser necesario identificar los adecuados.
Una advertencia de la aplicación de la Estrategia Barbell en la práctica de la fuerza y el acondicionamiento es que es probable que muchos elementos de entrenamiento se sitúen en un continuo en términos de niveles de riesgo y recompensa. Es poco probable que los elementos de entrenamiento de la misma categoría produzcan los mismos resultados o incluso resultados muy similares. Sin embargo, la idea de perfilar las interacciones riesgo-recompensa es diseñar un entorno favorable (es decir, antifrágil) que pueda beneficiarse del desorden, no predecir los resultados.
Una última advertencia se deriva del concepto de iatrogenia: la idea de que se produce más daño interviniendo que dejando que la naturaleza siga su propio curso de acción (9). Antes de que la filosofía y el empirismo negativo (es decir, la conciencia de nuestra propia ignorancia) se integrarán realmente en el ámbito médico, durante años los médicos causaron más daño a sus pacientes interviniendo que si se hubieran limitado a dar un paso atrás y dejar que el paciente se recuperára de una enfermedad por sí mismo (5). Este deseo de intervenir se ha denominado falsa ilusión de control. En este mismo sentido, el Dr. Jordan Peterson ha expresado cómo en su práctica de psicología clínica ha observado cómo múltiples individuos que presentaban trastornos clínicos de ansiedad, estrés postraumático y depresión revirtieron sus afecciones simplemente adoptando mejores patrones de sueño y hábitos nutricionales (10). Esto arroja luz sobre la idea de ir a por la “fruta madura” antes de buscar soluciones más complejas o “sofisticadas”. Pero, ¿dónde se sitúa exactamente “no hacer nada” o “dar un paso atrás” en los cuadrantes riesgo-recompensa? Aquí es donde su comprensión contextual de su programa triunfará sobre cualquier cosa que yo diga.
Escrito por: Ezequiel García
Mg. Alto Rendimiento Deportivo
Esp. Fuerza y Acondicionamiento Físico
Prof. Cultura Física, Deporte y Recreación
Preparador Físico Selección Colombia Ultimate Frisbee
Referencias y lecturas complementarias
- 1. Poczwardowski, A., Sherman, C. P., & Ravizza, K. (2004). Professional philosophy in the sport psychology service delivery: Building on theory and practice. The Sport Psychologist, 18(4), 445-463.
- 2. Mitchell, S. D. (2003). Biological complexity and integrative pluralism. Cambridge University Press.
- 3. Wimsatt, W. C. (1987). False models as means to truer theories. Neutral models in biology, 23-55.
- 4. Arbesman, S. (2013). The half-life of facts: Why everything we know has an expiration date. Penguin.
- 5. Taleb, N. N. (2007). The black swan: The impact of the highly improbable (Vol. 2). Random house.
- 6. Taleb, N. N. (2020). Skin in the game: Hidden asymmetries in daily life. Random House Trade Paperbacks.
- 7. Jovanović, M. (2020). Strength Training Manual: The Agile Periodization Approach. Volume One and Two.
- 8. Seitz, L. B., de Villarreal, E. S., & Haff, G. G. (2014). The temporal profile of postactivation potentiation is related to strength level. The Journal of Strength & Conditioning Research, 28(3), 706-715.
- 9. Steel, K., Gertman, P. M., Crescenzi, C., & Anderson, J. (1981). Iatrogenic illness on a general medical service at a university hospital. New England Journal of Medicine, 304(11), 638-642.
- 10. Peterson, J. B. (2018). 12 rules for life: An antidote to chaos. Random House Canada.